martes, 31 de agosto de 2010

Half a person.

[Es un tío muy especial. Raro en muchos aspectos, ¿sabe lo que quiero decir? Por ejemplo, cuando yo le conocí. Cuando le conocí pensé que era un snob. Sí, un jodido snob de mierda. Eso es lo que pensé. Pero no lo es. Es sólo que tiene una personalidad muy original y cuesta un poco llegar a conocerle bien.]

Holden Caulfield 

Llegaste a casa, cogiste el primer trozo de papel que encontré, y sólo diste con este boli, que morirá antes de que puedas terminar de contar todo esto. Lo que te pasó hoy no sabes si volverá a pasar, es más, no sabes si de verdad quieres que se repita, si te gustó o si por el contrario ha sido la experiencia más asquerosa que has tenido nunca. Puede que incluso sea la más enriquecedora, o que mañana ni siquiera la recuerdes. Sin embargo, lo hiciste. 

Sí, dilo, disfrutaste mientras todo ocurrió. Era lo que estabas deseando. Sólo necesitaste que alguien te dijera lo que eras, que te destrozara, que te hiciera el corazón trizas, que tumbara todos los pedestales donde tenías todos tus mitos. En definitiva, alguien que te dijera la verdad a la cara, que te hiciera ver que no eras más que un simple "intento de"; ¡Sí! ¡Sólo eres eso! ¡Seguro que hasta Sally te rechazaría! 
No te diste cuenta de que eras la última persona con la que alguien interesante se pararía a hablar hasta que ella no te lo dijo. Pero no te preocupes, todavía no es lo suficientemente tarde. Aun puedes disfrutar de tu verdadero yo unos pocos minutos antes de tu muerte, ¿era eso lo que querías? ¿no? Pues ya te has encontrado. Has necesitado que alguien, que ella te diga todo eso, y al final eres tú. ¿O deberías decir que eres ella? Bah, ya da igual, ahora sólo tienes que disfrutar de tu agonía hasta que venga el Fadux Odenrick.

No malgastes tus últimos suspiros en decirme que al final encontraste a Sabina, ya sabía que todo esto iba a ocurrir. Y no te preocupes, ya preparé tu réquiem. Todo está preparado para despedir al mayor idiota que pisó La Tierra. Al menos todo el mundo podrá presenciar la despedida más preciosa que se haya visto nunca.

P.D: El boli ha sobrevidio. Tú no lo harás.

I can't hate you for being just what everybody thinks you are...

sábado, 28 de agosto de 2010

Ham 'a' cuckoo

Definitivamente, lo que le hacía sentirse mal para consigo mismo y con todo lo que le rodeaba era la mediocridad y el hecho de que todo siempre fuera igual. No había nada a su lado que se presentara como una novedad a su aburrida vida. Necesitaba alguien, algo, lo que fuera, a lo que agarrarse; no podía resignarse a acabar así, sin poder disfrutar de algo nuevo que le alegrara y le motivara pasa seguir adelante. Lo encontró, estaba latente dentro de él desde ese regalo de reyes de 11 años. Sólo tenía que sacarlo a la luz, vivir como quería.

Sin embargo, aunque ser así le encantaba, muchas veces se sentía sólo. No podía ser verdad que no hubiera nadie más allá de su "extravagancia". Y era cierto, sólo tenía que buscar, perseverar, y al final, llegarían a él.

Su felicidad se encontraba en el corazón de los demás. Sólo debía encontrar a la gente justa, en el momento más inesperado y sumarla a la demás gente interesante que conocía para volverse invencible.

Epílogo
[Nanananananananana campeón.
Nanananananananana campeón.
Quiero ser como tú, ser tu amigo, campeón.
Quiero salir contigo, campeón.]



miércoles, 18 de agosto de 2010

¡Estos narradores!

Buenas, me llamo Oliver y en esta entrada seré su narrador. Pueden estar tranquilos, tengo mucha experiencia en el negocio. Mi primera narración fue un cuento infantil, típico narrador omnisciente neutral. No guardo buenos recuerdos de aquella época pero por algún sitio había que empezar. Una vez que tenía prestigio suficiente los escritores requerían mis servicios sin parar. Yo narré Los Pazos de Ulloa. Me sentía libre. Se me permitía expresarme libremente e incluso ridiculizar a esos personajes acaparadores. Si, acaparadores. Ellos siempre atraen la atención. ¿Y qué pasa con nosotros los narradores? Claro que nuestro trabajo es narrar, por eso yo narraré. Lori me ha hecho este encargo, por eso estoy aquí, pero como ya tengo una reputación también tengo derecho a expresarme, a ser el protagonista de mi oficio. Aquí yo soy el que manda, yo soy el Dios de la literatura. Yo decido que es lo que puedes saber y lo que no, elijo quién merece ser bien visto y quién merece ser odiado.

Carlos se miraba en el espejo. Si observaba sus ojos durante un rato quedaba hipnotizado, no podía apartar la vista y al mismo tiempo dejaba de reconocerse. Su cara se difuminaba en un segundo plano y parecía…


¡Pues vaya un engreído! Ahí lo tenéis, mirándose al espejo. Parece que no tiene nada mejor que hacer. Si narrase mi propia vida sería mucho más interesante. Pero claro, ¿a quién puede interesarle la vida de un narrador? Pero si estás dispuesto a leer esta entrada yo puedo obligarte a leer mi vida porque será lo que te narre.


Llevo varios días con dolor de cabeza pero hasta el jueves no puedo ir al médico. Hace tan sólo un par de 
horas que me tomé la última pastilla. Tendré que esperar.


…en la cama escuchando el sonido del reloj que le hace pensar que ese día no acabará nunca.


Pues puede que él no lo sepa pero se lo digo yo: Ese día no acabará, al menos no para él. Estoy harto, soy demasiado importante para rebajarme a este nivel. No voy a seguir narrando. No pienso terminar esta

Emma Coneja


P.D: Esta Emma Coneja, siempre será una caja de sorpresas infinitas...

martes, 10 de agosto de 2010

Book of stories

Hacía demasiado tiempo que no leía nada. Traía entre manos a ese autor que gustaba de cambiar y crear el lenguaje a su antojo, pero no conseguía sacar tiempo suficiente como para poder tratarlo con tranquilidad. Sin embargo, su malestar personal tenía una clara justificación; todo lo hacía por la causa más noble que había conocido el ser humano, lo hacía todo por el vicio.

Parecía que la búsqueda de su Yo podría llevarle más tiempo de lo que iba a durar su vida. No le daría tiempo a aprender, a descubrir, a conocer todo lo que quisiera, porque siempre había algo más. El estudio del hombre como culmen de la sabiduría y la belleza máxima era la más ardua de las tareas nunca conocidas. Aunque bueno, a Gordon al final la belleza no le interesaba tanto, ya se sabe que la belleza es un hecho pasajero salvo que seas retratado por Basil Hallward.

En esos pensamientos estaba inmerso esa mañana. Esa misma mañana en la que la náusea por no poder llegar más lejos de su cama le hacía sentirse aun peor consigo mismo. Estaba claro que a este paso no iba a encontrar nunca a su Yo. Tal era la opresión que sentía para consigo mismo, que en un arrebato de ira decidió lo que había a su lado. Con toda la calma que le fue posible concentrar, quemó todos sus discos de esos grupos tan poppies, todos los vinilos de Bob Dylan, todos los libros que tanto había amado no hace mucho tiempo, y cuando todo estaba envuelto en llamas, se arrojó al vacio desde el balcón de la habitación 7707.

Justo antes de llegar al suelo, lo pensó mejor y aterrizó suavemente justo al lado del bar para tomarse la primera pinta de cerveza del día. La verdadera Malta le gustaba demasiado como para acabar con todo y no poder volver otra vez.

Epílogo
[Nadie quiere que se acabe,
pero ha terminado el sueño]