martes, 25 de mayo de 2010

Number 9, number 9...

Lucy acababa de despertar. No tenía ni idea de dónde estaba, la luz del sol entraba por el único ventanal de la habitación. La confusión era total en ella, no sabía ni qué era esa habitación, ni de la manera en que había acabado allí, ni el tiempo que había estado dormida.

A pesar del dolor infernal que le oprimía las sienes, Lucy no temía por su materia gris. Sabía que tarde o temprano todo explotaría; sus ojos se le saldrían de las cuencas, los sesos se desbordaría e inundarían sus fosas nasales, sus oídos, sus cuencas vacías... La Náusea la oprimiría de nuevo... La Náusea marcaría su existencia... La Náusea haría de Lucy una nada... ¡La Náusea!

La culpa era de ese pseudo escritor de pacotilla que se las daba de alternativo y que en realidad no tenía dote alguna para las artes; ni literarias, ni plásticas, ni musicales...Sólo se dedicaba a copiar a los otros, y además, de manera pésima. Era... se llamaba... ¡agh! ¡A Lucy se le había escapado la parte de materia gris en la que guarda el nombre del causante de todo su mal!

¿Qué estaba pasando? ¡Las cosas se borraban a su alrededor! La materia gris de Lucy inundaba toda la habitación, y en ella, Lucy veía imágenes que le resultaban familiares, pero que no era capaz de unir... todos sus recuerdos se le escaban... ¡La Náusea! ¡Era la Náusea la que había actuado hasta el final!

Sin embargo, Lucy no tenía miedo, no temía la pérdida de su existencia. Sólo odiaba a ese escritos maníaco compulsivo que le habló de todo esto. Él, Gordon...
¿Gordon? Ese nombre le había hecho recuperar de nuevo su materia gris. Lucy volvía a estar al lado del escritor. La felicidad llenaba a Lucy, la Náusea nunca volvería. Lucy miró a su único acompañante y le susurró al oído:

- Ayúdame a llegar al cielo. Todo el mundo ha de ver mis nuevos diamantes, Gordon.


jueves, 20 de mayo de 2010

Halleluwah

La soledad le gustaba a Gordon. Sus momentos más lúcidos siempre llegaban en sus momentos más solitarios, bueno, deberíamos remarcar esos momentos solitarios, porque la verdad es que Gordon estaba la mayor parte del día sólo; cuando hablamos de soledad, hablamos de esa verdadera soledad en la que el hombre se encuentra consigo mismo, ese momento era cuando Gordon decidía irse a la cama.

Gordon acabó por tomar un ritual para ese momento. Si no lo hacía, ni conseguía dormirse, ni conseguía estar tranquilo. En primer lugar, siempre leía el libro que se trajera entre manos en ese momento, no me pidas que recuerde lo que está leyendo en este momento, sería demasiado para mí; aunque recuerdo especialmente una novela… Gordon siempre me decía que era una historia de amor, y al decir que era de amor, siempre añadía la coletilla “es decir, una historia de celos y sexo”. Bien… superado el primer paso del ritual, Gordon parecía dispuesto a dormir, es más, si dejaba de leer era porque sus ojos pedían clemencia (sus ojos no comprendían que nada le gustaba más a Gordon que leer por la noche, cuando se encontraba totalmente en soledad… eran un poco caprichosos ellos…) apagaba la luz, cerraba los ojos dispuesto a dormir, pero nunca se dormía, a pesar de su cansancio. Al final, siempre acababa levantándose de nuevo, bebiendo agua y escuchando en su iPod a ese grupo islandés (el cantante era vizco y gay) que, vete tú a saber, no le puso ni nombre a ese disco ni a las canciones del mismo que tanto le gustaban a Gordon. Al final, por agotamiento, Gordon acababa sucumbiendo a la llamada de Morfeo.

Por supuesto, desde que Gordon apagaba la luz por primera vez hasta que se dormía, miles de pensamientos volaban por su cabeza a velocidad de crucero. Siempre me decía que en cuanto le venía uno nuevo, el que tenía anteriormente ya se había disipado por completo, olvidándolo por completo. La de buenos escritos que hubiera podido hacer Gordon si se hubiera decidido a plasmar esos pensamientos en papel, pero siempre decía que si lo hacía, traicionaría a sus pensamientos, porque no sería capaz de “traspasarlos” de manera completa; y me traicionaría a mí, y a todos las personas a las que le llegaran. Además, siempre terminaba añadiendo que a nadie le importarían sus preocupaciones. Yo creo que simplemente le daba vergüenza, él mismo se ruborizaba sólo de pensarlo y de contármelo.

Y a pesar de su soledad, Gordon era feliz. En otro tiempo, lo mismo lo habría sido, o lo sería más, pero recuerdo ese momento en el que me dijo: “Todo ha acabado”. Y en ese mismo momento, se puso una de sus muchas (extravagantes) gafas de sol y con una ligera sonrisa, dejó que el libro que tenía entre sus manos lo atrapara por completo…

Epílogo

Lo que ya no lo es tanto es no poderme levantar.

Si escribo esto escuchando “Revolution 9”… es normal.

[Estás enfermo]

martes, 18 de mayo de 2010

Estás enfermo.

Si consigo quedarme prendado del olor de unas páginas... es normal.
Si digo que no salgo y llego a casa a las 8 de la mañana... es normal.
Si hago apariciones estelares en el Mercadona... es normal.
Si la felicidad depende de una canción... es normal.
Si me levanto a las 3 de la mañana... es normal.
Si me envuelvo en cinta policial... es normal.
Si soy esclavo de mis gadgets... es normal.
Si siento La Náusea... es normal.
Lo que ya no lo es tanto, es que haga algo considerado como anormal.

En consecuencia, propongo seguir siendo normal y seguir prendado de esas orejas en trenza.

Nunca [...] tu voz, tu sonrisa, tu manera de mirar, tu maldad, tu habitación, tu portal...

Emma Coneja
Cecilia Freire
Georgy Girl
Pep Guardiola
Paulita Demaiz
Ashley Tisdale
Rafa Nadal
Alice Glass
Luján Argüelles
Carolina Martín
Regina Spektor
Sabina
Christina Rosenvinge en los 80
La Chica del Mechón Azul
L. Wells
Ana Ivanovic
Arevane Rezai.

Las mujeres lo tenéis mucho más fácil...

martes, 11 de mayo de 2010

Esta semana, FeliPop lee a...

Lou recuperó su antiguo trabajo, el que había perdido por emborracharse, y ahora juraba que sólo iba a beber los fines de semana.

-De acuerdo, amigo - le dije - mantente lejos de mí, yo estoy bebido y bebiendo todo el tiempo.
-Ya lo sé, Hank, y me gustas, me gustas más que cualquier otro hombre que haya conocido, sólo tengo que dejar la bebida para los fines de semana, es necesario, sólo los viernes y sábados por la noche y nada los domingos. Yo seguía aún bebiendo los lunes por la mañana y eso me costó el empleo. Me voy a apartar de la bebida, pero quiero que sepas que esto no tiene nada que ver contigo.
- Sólo que yo soy un borracho desesperado.
- Sí bueno, pero yo estoy decidido.
- Está bien, Lou, pero no vengas a llamar a mi puerta hasta el viernes por la noche. Puede que oigas cantar y reír a bellas jovencitas de diecisiete años, pero no vengas a llamar a mi puerta.
- Tío, tú no jodes otra cosa que sacos.
- Pero parecen diecisieteañeros por el ojo de la cerradura.

Bukowski, Charles; Se busca una mujer.

jueves, 6 de mayo de 2010

Razzmatazz

Llevar navaja siempre es conveniente. Lo suyo sería llevar la Chef 2000, pero aún no han sacado la versión de bolsillo.

A veces, uno mismo no es uno mismo hasta el momento en el que muere. Es un poco contradictorio y cruel, pero no hay otra: la vida es muy larga, pero sólo hay una. Hay tanto por aprender, sin embargo, que la propia vida puede ser una arma de doble filo que puede oprimirte al ver que no eres capaz de aprender o experimentar todo aquello que quieres.

A pesar de todo, no debería venirte abajo; ya lo hiciste una vez y, aunque es fácil decirlo con un poco de perspectiva temporal, no merece la pena. No quiere decir que tengas que arrepentirte de lo pasado, Emma Coneja nunca se arrepentiría de algo que ha hecho. Si ahora eres así, es gracias a todo lo que has vivido anteriormente, y ya sabes... si te quitaran tu etiqueta de poppie de mierda (o alternativo, o reventado... o incluso gayer!) dejarías de ser tú. Tu Spotify no tendría sentido, tus libros serían un buen caldo de cultivo para un fuego fatuo e incluso las extravagancias dejarían de tener sentido (ahora claro que lo tienen... lo haces para ser diferente)

Sé que no es cierto lo que dicen de mí. Sé que no es cierto lo que dicen de ti...
Si el fin del mundo está por llegar... Y luego resulta que hay dudas...

Hacía tiempo que Emma Coneja no aparecía de manera explícita en la fase REM de Gordon Comstock. La guerra de Gordon consigo mismo hizo que ella se separara, e hizo bien. En el sueño, sólo tomaban café (ahora Gordon se desintoxica del café a la hora del té). Sin embargo, Gordon no puede olvidarla, ni tampoco querrá olvidar todos los cafés. Cuando Gordon llegue al fin, sólo podrá sonreír.

I'm sorry, but didn't you say that things will go better with a little bit of razzmatazz?

Go scream, do shout, make an eartquake.