miércoles, 12 de agosto de 2009

Historia universal


Ayer entrabas en el pueblucho, y ya notaste un olor extraño, sí, ese olor a mierda que lo caracteriza. Vuelta a lo mismo otra vez: a la mierda.

Sales, paseas sólo, sin rumbo, refugiado en tus "Royban" de 3 €, acompañado de tu Ipod (gracias) y lo único que haces es irritarte con todo, deseando que llegue el momento en el que puedas irte de aquí y sólo tengas que volver para ver a la poca gente que de verdad te interesa. Puede que seas un renegado y un gilipollas integral al que todo le molesta, pero la verdad, es que este pueblo con McDonalds te produce indiferencia y odio a partes iguales.

Y pensar, mientras escuchas a ese chaval que hace documentales del Camino de Santiago acompañado de su guitarra, que todo esto es un simple trámite, es tan sólo un simple trámite, y que las crisis de ansiedad sólo valdrán para entender el sentido de las cosas, el equilibrio de la balanza, y avanzar entre arenas movedizas, y subir en esta vida de escalones cada vez más altos para llegar a ese Ángel que te cubra con sus alas y te cicatrice todas las heridas.

Y ante todo eso, en el torbellino de pensamientos en el que se convierte, una pregunta sobresale por encima de todas: "¿Qué es lo que está pasando?" y sólo encontrar una respuesta: "Que ahora tendrás que aceptar que todo es diferente, que la gente no te mire al pasar, y que no salude, como antes, como siempre". Y mientras piensas eso, tambien luchas para que en la ultima parte, la más difícil, no sea tu propio miedo el que te deje ciego.

And she makes him laugh...

2 comentarios:

  1. Jaja, pues vete acostumbrando porque es lo que hay. Pa mí ya ha llegao el punto en el que cuando no conozco a nadie es cuando me siento realmente cómodo

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